miércoles, 1 de junio de 2016

JUNIO. 2012

Los estados y riqueza, que nos dexan a desora ¿quién lo duda? No les pidamos firmeza, pues que son de una señora que se muda; que bienes son de Fortuna que revuelve con su rueda presurosa, la cual no puede ser una, ni estar estable ni queda en una cosa.

JUNIO, 2012

2 de junio
¡Qué pesado y estresante me resulta este mes! Ayer acudí al consultorio médico para que me extrajeran sangre, obligación que me tiene asignada el cardiólogo cada tres meses, y como siempre ocurre, nunca aciertan a localizar la vena adecuada a la primera intención; tan castigadas las tengo que algunas de ellas se hallan fibrosadas. Luego, cuando tenga el resultado comenzará el peregrinar por el cardiólogo y el especialista de digestivo quienes observarán cómo se hallan los colesteroles, las encimas cardiacas, los triglicéridos, los impertinentes monocitos que se alteran cuando los divertículos del colon se inflaman, y el estado del PSA que tanto nos preocupa a los hombres. A cierta edad la vida se convierte para algunas personas en un continuo peregrinar al santuario de la bata blanca.
¡Cuanta paranoia tenemos en ocasiones los enfermos actuales! La paciencia y la desmedicalización ya no caben en nuestro cerebro. Creemos que la medicina lo puede todo, y que a base de chequeos y pruebas y más pruebas todo se solucionará con el tratamiento adecuado. Y cuando esa mejoría no llega con la rapidez deseada, nos sentimos frustrados consiguiendo que nuestro estado anímico empeore. Sin embargo, paradójicamente, se suele soporta con más tranquilidad todo lo bueno o malo que el destino te impone.

5 de junio
Hoy, que por primera vez acude Arantxa a realizar los ejercicios que la comadrona le enseña para una mejor preparación del parto, leo una noticia que me ha dejado muy confundido sobre la condición humana. Decía así: "Un juzgado de Palma ha condenado a un médico y a la clínica donde trabaja, a pagar 420.000 euros a una mujer que tuvo un niño tras sobrevivir a un aborto mal realizado". Meditando lentamente la noticia, más que en la madre he pensado en ese bebé. ¿Le explicará su progenitora que no fue un hijo deseado? ¿Le contará que quiso deshacerse de él dos veces, la primera cuando tenía dieciocho semanas de vida y la segunda cuando le dijeron que no podían hacerlo porque ya estaba muy desarrollado y la ley lo prohibía? Desconozco qué circunstancias llevarían a la madre a tal situación. Muy negro vería su panorama; estoy seguro que cuando naciera el hijo y lo tuviera en sus brazos agradecería que el médico se equivocara.
Las golondrinas están algo alborotadas. Hace varios días que los polluelos rompieron el cascarón y sus padres se vuelven locos alimentándolos alternativamente. A sus inquietos vuelos les acompañan a veces un chirriar no reproducible pero que tiene un gorjeo sostenido, agradable y musical. La avenida está en todo su esplendor con un verde agresivo de los pequeños matorrales y el colorido de las numerosas adelfas, algunas convertidas en verdaderos árboles, que rivalizan por mostrar su elegancia. El encargado de regar el césped que a sus pies nace, las mira satisfecho de poder cuidarlas. Si yo fuera su encargado le recomendaría que el riego lo realizara a primeras horas y no al mediodía cuando el sol evapora enseguida el agua.

Campos de Paniza (Z).

8 de junio
Todos los años, cuando llegaba el momento de preparar la declaración de la renta, una zozobra y preocupación inquietante atormentaba a multitud de personas. A unos les preocupaba cómo poder burlar las leyes establecidas para pagar lo menos posible; otros, se frotaban las manos pensando en el dinero que Hacienda les tendría que devolver porque habían podido, y sabido, invertir en el momento oportuno. Y otros, en los que me encontraba, como las cuentas eran redondas al depender los ingresos de de una nómina controlada por el Estado, comenzabas a rellenar paso a paso todas las casilla del farragoso documento oficial, hasta que llegabas a escribir la fatídica cifra final en la casilla de la cuota diferencial.
Hoy resulta todo más sencillo. Buscas en la página web de la Agencia Tributaria el borrador de la declaración de la renta correspondiente al año anterior, y en unos minutos puedes dar tu conformidad y abonar el importe correspondiente. Sin embargo, al realizar la declaración este año, un sentimiento de rabia e impotencia me sacude; no por lo que tenga que pagar, sino por la nueva ley aprobada por el Gobierno que da permiso a los defraudadores a poner su dinero negro en blanco abonando únicamente el 10% de lo camuflado; dinero que a veces procede del tráfico de drogas, o de negocios poco limpios. Y si añadimos el procedente de ventas fraudulentas y el que descansa en paraísos fiscales, escuece comprobar cómo se sigue favoreciendo a los que tienen posibilidades de engañar al fisco.

11 de junio
Arantxa sigue con su tripita cada vez más gorda. Ayer me dejó poner mis manos sobre ella y pude sentir las pataditas que la inquieta Adriana daba. Ahora, con los calores que se avecinan, lo va a pasar bastante mal. Estaremos todos pendientes para evitar que se angustie; los bebés tienen a todas horas sus radares encendidos y detectan cualquier anomalía que exista en el exterior.

15 de junio
La fiebre del oro ya no es el título de una película del Oeste americano. La avaricia de algunos por su compra y la necesidad de su venta por otros, han hecho que aparezcan por todas las calles pequeñas tiendas anunciando lo que ofrecen por el rubio metal. Ayer acudí a una joyería cercana a mi casa, en la peatonal calle Delicias, con intención de encargar una placa conmemorativa para la celebración de mis Bodas de Oro, sorprendiéndome las numerosas personas que se amontonaban en la tienda. Delante del mostrador, protegido por una mampara de grueso cristal, un hombre algo más joven que yo, le mostraba a la dueña la mercancía que le había llevado: varios aros, medallas con sus cadenas y unas monedas antiguas de plata. La señora que le atendía, siguiendo un protocolo calculado, examinaba detenidamente cada objeto y lo pesaba luego con mucha delicadeza. Prestando una atención que demostraba mi falta de educación, o tal vez un exceso de curiosidad, oí que le decía: "Los anillos son de oro de buena calidad y su precio está a 43 euros el gramo; el de las cadenas es oro bajo y solo se le puedo pagar a quince. Por otra parte, las monedas son de plata y ya sabe que su valor está bajísimo; tal vez sacaría más si las vendiera a un coleccionista".
El hombre se quedó pensativo; volvió su mirada hacia los que estábamos allí como pidiendo ayuda antes de tomar una decisión. Todos bajamos la cabeza dando a entender que no sabíamos de qué iba el asunto. ¡Qué disimulo más intencionado! Finalmente accedió a lo que le ofrecían y salió de la tienda pensando, tal vez, que lo que acababa de hacer traicionaba a su memoria y a sus principios. Pero seguramente aquellos euros le iban a solucionar algún pago inminente o servirían para ayudar al hijo que se halla en el paro.

22 de junio
Llegó el verano estacional aunque el meteorológico ya hace días que nos estaba martirizando con altas temperaturas. Esta mañana he salido a caminar por las amplias aceras del Paseo Calanda adornadas con los plataneros en todo su esplendor. Cuando he ido a sentarme en uno de los bancos habituales con abundante sombra, descubro que le faltaban dos de las tres tablas del respaldo y otra del asiento. Me he quedado mirándolo sorprendido cuando una señora mayor que me ha visto ha comentado: "Qué cosas ocurren, ¿verdad? Ayer entraron en el patio de mi comunidad y se llevaron todas las bombillas. Las tablas de ese banco las arrancaron anoche después de que pasara el camión de la basura. Yo, que no podía dormir -estaba asomada a la ventana- pude ver cómo dos personas las arrancaban".
Este hecho del banco lo he sentido mucho. Con ellos practico el juego de la oca: "De banco a banco y me siento cuando me canso". El respaldo, que todos lo tienen mirando hacia las aceras, te obliga cuando te sientas a mirar a los paseantes; circunstancia que a veces resulta muy entretenida. Unas veces observo las diferentes clases de calzado que cada uno lleva y la forma que tienen de andar. ¡Cuánto padecen algunas personas por no llevar el calzado adecuado! Otras, me entretengo en contar a las personas clasificándolos por la edad que aparentan e imaginándome historias rocambolescas. Este entretenimiento lo realizo cuando estoy solitario; la mayoría de las veces converso muy a gusto con la persona que comparte el asiento. Pero hoy mi mirada iba dirigida a los numerosos niños que pasaban acompañados por sus abuelos: las vacaciones veraniegas han comenzado y son ellos los encargados de cuidar a sus nietos. A la mayoría se les veía felices al sentirse útiles, pero no estoy seguro si cuando lleven un mes sonreirán de la misma forma.
Cuando he vuelto a casa he tenido una desagradable sorpresa: el ascensor no funcionaba. Un vecino que bajaba por la escalera me ha comunicado que la puerta estaba atascada en el quinto piso. ¡Maldito piso! he exclamado silenciosamente. En esa planta hay una vivienda ocupada por inmigrantes rumanos en la que conviven, o malviven, diez personas. El dueño lo alquiló a una familia pero tal vez desconozca que su inquilino realquila habitaciones por días, semanas o meses, convirtiendo la estancia en una pensión de mala muerte. El uso que hacen del ascensor con subidas, bajadas y portazos constantes, consiguen averiarlo con frecuencia. He llamado a la empresa encargada del mantenimiento explicándole que era un enfermo cardíaco y no podía subir andando hasta el octavo piso. Muy amablemente, la señorita que me ha atendido me comunica que enviará un técnico lo más rápido que pueda. Al cuarto de hora ya estaba en el patio. En cinco minutos ha solucionado el problema y se lo he agradecido. Ahora, siempre que salgo de casa me voy con el pensamiento de si funcionará el ascensor cuando vuelva.


24 de junioNoche de San Juan. El fuego del solsticio renace por todos los lugares. Hogueras y más hogueras han puesto por los barrios de la ciudad un crepitar inquieto de extrañas llamas; rituales ancestrales que buscan en el fuego la purificación de sus vidas y de los animales que les acompañan. La Iglesia católica trasladó esta fiesta pagana que se celebraba el 21 de junio, con la llegada del verano, a la noche de la víspera de San Juan; la del niño bendecido en el vientre de su madre que no heredaría, como era tradición, el nombre de su padre, Zacarías. Juan el Bautista, la voz que en el desierto clamaba justicia, sigue siendo necesaria en este saboteado mundo en donde los lamentos desesperados de los que siempre sufren quedan petrificados en el olvido.
En mi pueblo, además de la hoguera, el día de San Juan celebraban su fiesta los pastores. Era el único día en el que todos ellos se vestían con sus mejores ropas y acudían al templo para luego llevar al santo en procesión hasta una ermita cercana. En el recorrido, ellos y los acompañantes, bailaban una sencilla danza conocida como "Baile de San Juan". Con el tiempo este baile lo escenificaban todos los hombres y chicos adornando su cabeza con un cachirulo al que se le unían unas flores amarillentas bulbosas conocidas como "dedicos de san Juan". El baile, cuya música la interpretaba la banda del pueblo, era una especie de danza en la que jugaban un importante papel los
brazos y las manos. A su conclusión, siempre en la plaza de la Iglesia, el grito de "¡Viva San Juan!" pronunciado por una persona, era contestado al unísono por todo el pueblo con un clamoroso ¡"Viva!". El refrán del día nos recuerda: "Agua para San Juan, quita vino y no da pan".

27 de junio
Lentamente muere el sol tras las cumbres de la lejana sierra moncaína. Sus últimos reflejos hieren los ventanales de los edificios tapiados de toldos y persianas. Ha sido un día largo, de mucho sudor y pocas palabras; únicamente los gritos celebrando el triunfo apurado de la selección española de fútbol, venciendo a la vecina portuguesa, han puesto a última hora del día un inesperado sobresalto. Las ventanas se han abierto buscando ese airecillo cierzo del que a veces tanto renegamos; pero ni hoy ni mañana se colará en nuestras casas. Una calma lenta y somnolienta saluda a las estrellas eclipsadas por las luces de la ciudad. Acostado, escucho en la radio un programa deportivo en la que su director da gracias a la selección española por "la alegría derramada en los corazones de muchos españoles, haciéndoles olvidar la negra crisis que nos envuelve", como si el bienestar de un país dependiera de que una pelota de cuero atraviese la línea de una portería y no sea repelida por el larguero No solo de pan vive el hombre, nos recuerda un antiguo apotegma; pero si al hombre le falta el pan no podrá pensar y, menos, reír.
Esa alegría derramada que el comentarista ha repetido varias veces, no me hace olvidar las noticias escuchadas unos minutos antes en las que anunciaban los 425 medicamentos que Sanidad retira por considerarlos que solo afectan a enfermedades sin importancia. Y al nombrar algunos, como los que alivian las hemorroides, los dolores reumáticos, el estreñimiento o el tratamiento de la psoriasis, creo que la ministra desconoce sus patologías. Si las hubiera padecido estoy seguro que habría meditado más su retirada. Y concluye su notificación pidiendo la vuelta a los remedios caseros de nuestros abuelos: lavativas de tomillo hervido para deponer; abluciones del ano con agua fría para calmar el pico hemorroidal, o compresas empapadas en sal y vinagre para disminuir las inflamaciones. ¡Viva la sanidad prehistórica!

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