lunes, 30 de mayo de 2016

MARZO 2012

 Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir; allí van los señoríos derechos a se acabar e consumir;
allí los ríos caudales, allí los otros medianos e más chicos, allegados, son iguales los que viven por sus manos y los ricos.

MARZO, 2012
 
3 de marzo
Hoy cumplo 73 años. Según mi partida de nacimiento nací el tres de marzo de 1939 a las seis de la mañana en la calle Tejedores, Nº 17, de Paniza; siendo asistido en el parto por el practicante del pueblo don Arturo Lázaro Gonzalvo. Dos días después, el párroco mosén Joaquín Borraz me bautizó en la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de los Ángeles de la misma localidad, poniéndome de nombre Santiago, igual al del hermano de mi madre. En mi agenda leo que el santoral de hoy está dedicado a los santos Emeterio y Celedonio. Investigaré quiénes fueron. Y como pensamiento del día aparece una frase atribuida al escritor y filósofo suizo Henri F. Amiel: Saber envejecer es la obra maestra de la vida y una de las cosas más difíciles en el dificilísimo arte de la vida. Bonito trabalenguas y bello pensamiento.
El cumplir años siempre es motivo de alegría: la esposa y los hijos te felicitan, te obsequian con regalos, se celebra una comida especial y se brinda para que podamos celebrarlo muchas veces más. Y el homenajeado, aunque esté con preocupaciones y dolores, se esfuerza por abandonarlos y abraza a los suyos sonriendo con cara de satisfacción. Mas por mucho júbilo que sientas, el ciclo de la vida sigue su camino; el andamiaje que nos rodea se viste de luces y sombras buscando al flautista prodigioso que arrastre tras sí todo lo superfluo que en nuestros bolsillos escondemos; el
peregrinaje se hace más arduo, y el llanto de gloria con el que llegamos al mundo se nos vuelve rebelde y perturbador.
Por curiosidad he anotado las numerosas felicitaciones que he tenido: nadie se ha olvidado; hasta la óptica en donde me compro las gafas, y una empresa de aparatos para sordos -quién les habrá dado mi dirección- me lo han recordado por carta con un día de antelación. ¿Qué más puedo pedir? Pero sigue sin llover y la luna llena que se acerca nos mira preocupada porque el firmamento cercano no anuncia esa lluvia salvadora.
No todo es catástrofe, dolor y miedo; un vivir sin esperanza. A veces, una palabra, una mirada o el contacto de la piel hacen que los dedos brillen y los ojos sonrían. Esos gestos imprevistos introducen en el corazón el fuego que hervirá la sangre en un temblor de anhelante espera.
Es bueno que podamos abrazar, tener cerca alguien que al calor de sus ojos evapore el dolor con amaneceres limpios; días de labios encendidos que pongan bálsamo en las heridas que tanto nos enfrentaban.
Y cuando el otoño tardío de la cosecha se aposente en nuestro banco, poder gozar de un mar sereno en donde el fruto -ya maduro- comerlo podamos sin nostalgia.

8 de marzo
Cuando no salgo a la calle, mil cuatrocientos metros repartidos en dos sesiones de diez minutos, es el trayecto que ando todos los días de forma moderada. He calculado la distancia contando los pasos que doy desde la puerta de entrada al piso hasta el fondo del cuarto de estar: veinticinco pasos de ida y otros tanto de vuelta, con una longitud aproximada por paso de 70 cm, en 20 recorridos, hacen un total de 700 metros por sesión. Realizándolo dos veces al día, cinco veces a la semana, si los cálculos están bien hechos recorro en ese periodo siete Km, la distancia que hay entre mi pueblo y Cariñena por la antigua carretera de Valencia, o el ir y volver desde mi casa a la plaza del Pilar; una velocidad aproximada de 3 km por hora, casi el andar de una tortuga. Hay días, bastantes, que este recorrido es más corto porque las rodillas salen atrofiadas por la mañana o porque los divertículos inflamados protestan obligándome a descansar. Mientras realizo estos paseos internos medito sobre mis escritos, buscando ideas y frases que luego pueda transcribir en el ordemador.
Hoy se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la mujer trabajadora, recordando a las 120 mujeres que encerradas en una fábrica textil en la ciudad de Nueva York perecieron abrasadas por realizar una huelga en defensa de unas mejores
condiciones de trabajo. La mujer ha estado luchando desde entonces por no sufrir discriminaciones y poder vivir y participar en la sociedad con los mismos derechos que los hombres. Esa igualdad, conseguida en la mayoría de países occidentales, está muy lejana de hacerlo en otras latitudes. La mujer, sobre todo en el entorno rural, fue hasta hace poco la criada gratuita de la familia. Esclavas del hogar y de los innumerables quehaceres que en él había, eran hormigas incansables, resistentes como verdes juncos a todos los vientos y lluvias. La fuerza del hombre, que al dominarlas se crecía, pocas dichas y placeres regalaron a sus cuerpos. Sin embargo, esas madres, mirando al suelo como asustadas por unos lutos interminables, eran las que salvaban muchas veces el hambre y las desdichas con gestos milagrosos sacados con dolor de sus entrañas. Y en el mundo urbano, lleno de futuros ignorados, la mujer que se liberaba, atreviéndose a vivir con independencia, era vista socialmente con ojos sospechosos; la Iglesia, entonces tan madrastra, la calificaba de libertina.
Sin embargo, en estos momentos de crisis económica, tanto al hombre como a la mujer es la falta de trabajo su mayor preocupación El paro, al igual que los recortes sociales, sigue aumentando. Muchos jóvenes con gran preparación humana y científica, cansados por tanta espera buscan en otros países lo que aquí se les niega. Sus antecesores, padres y abuelos, emigraron con una maleta de cartón-duro, unas manos callosas y una libreta en donde apuntar palabras nuevas; ellos lo hacen con un ordenador a la espalda en donde archivan sus saberes y sus sueños; su país los formó pero no sabe proporcionarles trabajo que es aprovechado por los que de verdad creen en el progreso. ¡Cuánto dinero perdido! Aquí, si el empresario no vislumbra ganancias inmediatas no arriesga en proyectos nuevos por muy interesantes que sean. Y este despilfarro humano es aprovechado por otros que sí creen en la investigación y el desarrollo. ¡Qué pena!
Pero las protestas aumentan; las asociaciones estudiantiles y de trabajadores, algo olvidadas, intentan reorganizarse de nuevo para defender los derechos a tan alto precio conseguidos. La brecha social se está haciendo cada día más profunda ante la mirada garbancera de unos políticos sordos. Y el túnel largo en el que nos han metido puede llevarnos a una salida conflictiva. El apretarse tanto el cinturón produce oscuras lágrimas que, escondidas en el tuétano profundo, pueden escapar convirtiéndose en lanzas peligrosas. La huelga general está cada día más cerca, pero es el parado el que más sufre y envejece; su cuerpo, contracturado y abatido, no descansa de tanto pensar
en su desamparo Tal vez sería mejor celebrar hoy, ocho de marzo, el "Día del Parado"; los cinco millones de afectados lo agradecerían.
Sensaciones extrañas recorren su cuerpo. Se le escapa la alegría y un vacío sin esperanza llena sus noches de pesadillas: ¡está enfermo de paro!
Harto de pasear días monótonos y grises por aceras estrechas que nada le dicen; de volver a casa con las manos vacías y mirar calendarios muertos; de contemplar en la pantalla insultos de anuncios que nunca podrá comprar.
Ha llamado tembloroso en diferentes aldabas, en labios de palabras aparentemente sinceras donde un gesto, algún rostro de sonrisa prometedora, ponían de tiempo en tiempo un arrebol en su mejilla que la realidad borraba.
El paro le enloquece, le tetaniza; le acerca con desprecio a la soledad que sin querer busca. Y en ese oscuro túnel de huelga obligada, ya no le vale el grito de socorro ni la llamada enloquecida.
Desvalido por tanta renuncia, un frío de lluvia escocida le invita a cerrar las puertas, a desplomarse sobre el viento que pasa. En ese pensamiento del que tanto sufre anclado encontrarás mis sentimientos.

10 de marzo
Lo que parecía imposible se ha producido. Ayer, la Naturaleza con su pertinaz sequía, y el viento huracanado que recorría la zona, consiguieron que un pavoroso incendio sembrara el pánico en una bella zona pirenaica. Un incendio tan espectacular en el mes de marzo da fe de lo reseco que se halla el paisaje cuando en esta época ese territorio suele estar cubierto por la nieve. La Luna llena que ayer lucía junto a un Marte rojísimo, contemplaban en el polo opuesto a Júpiter y Venus, muy juntos, como si quisieran encadenarse para ver el espectáculo. Y abajo, el Hombre, un tanto desconcertado, luchaba contra el Fuego y el Aire con la ayuda de la escasa Agua que ha recibido la Tierra. En el Auto Sacramental de Calderón La vida es sueño, el Fuego, que viste al Hombre de caballero y simboliza el Amor, le pide que salga de su gruta y luche contra el mal si quiere salvarse, pero él, desoyendo la súplica se convierte en el Maligno al que todos quieren vencer con la ayuda del Agua que tan reacia se muestra por ayudarle. Este auto sacramental, que tuve el honor de representar el año 1956 en el teatro Principal de Zaragoza con motivo de las fiestas patronales del colegio Santo Tomás, me trae a la memoria que hoy hubiera cumplido 77 años José Antonio Labordeta -hijo del director- que representó al Hombre en la mencionada obra.

13 de marzo
Observo en mi agenda que hoy es trece y martes; número y día de la semana que al coincidir hace que muchas personas se levanten pensando que algo malo se va a cruzar en sus vidas. Estamos tan cargados de mitos y creencias que los astros se ríen de nosotros al vernos tan infantiles y quebradizos. Para mí puede ser un gran día; a la futura mamá le realizaron ayer una nueva ecografía y hoy le dirán si el esperado bebé es niño o niña. Seis meses de ilusionante espera para que entren en casa de nuevo los lloros y sonrisas del niño, y con ellos la esperanza, la alegría y la satisfacción de ser abuelo. Tal vez mis manos, ya demasiado arrugadas, no sepan acariciarle con la misma suavidad que lo hice a su padre, pero serán mi experiencia y mi mirada las que consigan sacarle ese balbuceo salivoso que tanto contagia.
La televisión aragonesa ha mostrado una fotografía que recogía el impresionante vuelo de más de trescientas grullas bajo el sol del atardecer en busca de un sitio para descansar. Su espectacular "V" rasgando el cielo me ha recordado cuando en otras épocas era yo el fotógrafo que las inmortalizaba. Su despedida, al igual que su llegada a la laguna de Gallocanta, contemplando su perfil esbelto y estilizado, son escenas que no se olvidan. Cuando el buen tiempo se aposente no tardarán en volver las golondrinas de su invernada africana, pero a ellas las podré ver directamente cuando busquen inquietas los nidos que hace ya tiempo construyeron en la casa de enfrente. ¡Qué pena que la lluvia siga ausente! "Llueva, llueva, llueva. Baje el agua baje; los trigos se secan, las fuentes no nacen. Si no llueve pronto nos moriremos de hambre." Esta estrofa cantábamos los niños y mayores cuando acompañábamos al sacerdote en las rogativas que se organizaban cuando el tiempo estaba de espaldas y la cosecha no nacía. Si el agua llegaba: ¡milagro! ¡milagro! Qué pocas veces se producía. Entonces, la vuelta a casa eran suspiros silenciosos a un cielo que hipotecaba nuestras vidas.

15 de marzo
La nueva ecografía ha confirmado que el bebé sigue su evolución normal pero el médico no se ha arriesgado a confirmar su sexo aunque cree que es chica. ¡Una niña! Es emocionante visionar en la pantalla su crecimiento en el espacio de un mes. Ese "renacuajo" que mantiene en vilo a toda la familia nos quita penas y aburrimiento. He mirado en internet qué significado tiene el nombre que le pondrán si es niña y me he encontrado con esta información:
"Adriana es un nombre femenino de origen latino o griego. En el primero significa "la que viene del mar", y del segundo "la distinguida". Su fiesta es el ocho de septiembre y su personalidad se caracteriza por una conducta disciplinada y conformista, aunque en ocasiones sus impulsos fogosos hacen que muchos de sus logros materiales se malogren. Su nombre ocupa el número 29 de la lista de niña más usada en España".
La que viene del mar. Todos somos hijos del mar, del misterio existente en sus profundas aguas lechosas en donde hace millones de años nació la primera célula viviente. Un microscópico ser, amalgama lechosa de hidrógeno, oxígeno, carbono y nitrógeno, rodeado de un escenario tenebroso, supo evadir los peligros y evolucionar lenta pero magistralmente hasta salir al exterior donde le esperaba una atmósfera respirable. Sorprendido por el hallazgo gritó silenciosamente: ¡tierra!.
Una parte de Adriana, expulsada en un óvulo de su madre, esperó unas horas el abrazo de un valiente gameto que evitara su hemorragia mortal; conseguida la unión se prometieron navegar juntos hasta formar un nuevo ser. ¡Maravilla de las maravillas! Hoy se habla y discute mucho de si ese cigoto que a los dos días empieza a multiplicarse, es un ser vivo único e irrepetible, diferente a la madre que lo engendra, y por lo tanto con su derecho natural a desarrollarse, o todavía en una "cosa" que su dueña puede eliminar si lo desea. ¡Cuántas madres lloran ante un aborto espontáneo que no esperaban! ¡Cuánto lloramos mi esposa y yo por la pérdida inesparada y brutal del primer hijo! Y cuántas mujeres se angustian al pensar que ese embarazo no deseado puede marcarlas para toda la vida! Tristes paradojas que siempre han existido y existirán convirtiendo la aventura de una nueva vida en un camino misterioso en donde la emoción y la esperanza caminan de la mano. Si aquel primigenio ser unicelular que hace millones de años se formó en el mar lo hubiera deshecho un contrapoder, tal vez el hombre no existiría hoy en el planeta Tierra.

19 de marzo
Desconozco cuándo se instaló en nuestra sociedad celebrar hoy, festividad de San José, el "Día del Padre". Ya eran mis hijos mayorcitos cuando apareció esta moda de recordar al progenitor en un día determinado del año. Elegir a San José no creo que fuera idea de la Iglesia católica cuando ella lo considera un santo varón que no participó activamente en el engendro del hijo de su esposa María. Para el santo,
reconocer ser el marido de una madre virgen tuvo que producirle sentimientos contradictorios, dudas que le atormentaran. Pobre José, las virutas de su carpintería caerían al suelo como lágrimas buscando refugio en donde poderse evaporar. Este día, que durante cierto tiempo fue festivo en toda España, hoy lo es solamente en algunas comunidades, pero en todas ellas los centros comerciales y tiendas de regalos se afanan durante varias semanas en anunciar seleccionadas ofertas de pintorescos objetos con los que obsequiar al padre de familia. Mis hijos y mi esposa se han acordado de la fecha y, además de la cariñosa felicitación, me han entregado un obsequio. Ante este hecho solo le queda a uno el poder dar las gracias por conservar una familia que goza compartiendo amor. Pero qué responsabilidad la de ser padre. Es un nuevo escalón en la vida que te quita libertad y aumenta los problemas por la responsabilidad que contraes. Por eso, el futuro papá, el que me convertirá en abuelo, es el que más me preocupa ahora. Lo veo con frecuencia bastante pensativo; todo serán alegrías cuando tenga a su hija en brazos.

21 de marzo
Llega la primavera estacional aunque la meteorológica que vimos a primeros de mes se ha ausentado inesperadamente. Parece que vuelve el frío y hasta anuncian nieve en las cordilleras aragonesas; esperemos que la lluvia no sea rácana y bautice nuestros campos generosamente. Tan acostumbrado estaban mis ojos a observar un horizonte limitado, que cuando ayer me llevaron de paseo hasta un montículo cercano a la ciudad, me costó acostumbrarme a mirar la lejanía. Cuántas personas habrá que al llegarles una vejez invalidante solo contemplan el balcón o la ventana del vecino. Son entonces los paisajes de los documentales televisivos, o la imaginación de vuelos imposibles, los únicos que ponen variedad en sus vidas. Hoy se discute si la velocidad de la luz es lo más rápido que existe en el universo según confirmó hace años Einstein. Con mucha más rapidez se puede viajar con la vista, si está sana, y con el pensamiento. Con aquella, en un instante puedo observar a la luna o el parpadeo inquietante de una estrella que quizá ya haya muerto. Y con la mente puedo imaginarme el pasado haciendo revivir a personas fallecidas para compartir con ellos los nuevos amaneceres. No somos lo que tenemos sino aquello que hemos ido perdiendo a lo largo del camino.
En estos primeros días primaverales veo pasear por las aceras sentados en sillas de ruedas a ancianos, mayormente mujeres, que son llevadas con dignidad y cariño por cuidadoras sudamericanas. Y hasta las hay que se atreven a conducir mecánicamente su
pequeño vehículo como si fueran consumadas motoristas. Todo el paseo de Calanda está lleno de sillas con ruedas, tacatacas de adultos, muletas, bastones, gayatas y hasta alguna bombona de oxígeno que escondida en una bolsa porta su dueño, dando a la calle un aspecto geriátrico. Los bancos que hay en sus orillas se conquistan como un valor añadido al día: difícil de encontrar desocupados con sol en invierno y con la sombra de los plataneros en verano. El Ayuntamiento zaragozano tendría que aumentar la oferta de estos bancos samaritanos en donde algunos usuarios, musitando frases repetitivas, recuerdan vivencias lejanas porque las cercanas las olvidan enseguida. A veces coincido con alguno; cuando comienza a hablar repite las mismas historias contadas con idénticas palabras y gestos. Más que un ser vivo parece la voz de un robot que terminado su disco programado espera que le den cuerda para seguir funcionando.
Cuando he vuelto a casa he encontrado en el patio a mi vecino Benito. Tiene ochenta y cinco años y es de los pocos que quedan en el edificio desde que la casa se inauguró. Su profesión de técnico en televisión la practicaba en una pequeña tienda a donde le llevaban los aparatos cuando las marcas ELBE y VANGUARD se fabricaban en España; la tienda la cerró al jubilarse hace veinte años. Recientemente falleció su esposa y vive solo en el piso. Sus hijos, todos casados, apenas lo visitan; los vecinos de su rellano, y los de la planta de abajo, son todos inmigrantes con los que apenas dialoga. Nos hemos saludado con sonrisa franca pero he descubierto una profunda tristeza en sus ojos. Le he preguntado por su salud y me ha contestado con voz entrecortada que marcha bien. Luego, bajando la cabeza y con silabeo entristecido, me ha confesado: "Es la soledad la que me enferma". Todos los días se va comer a un cercano restaurante -el plato del día vale seis euros- en donde además de comida comparte conversación. Él es valiente. Y hasta forma parte de una coral de jubilados que cantan su repertorio por residencias y colegios. Al verle marchar me ha recordado al árbol solitario que en el viejo ribazo del camino resiste las acometidas violentas del viento con la elegancia del campesino amaestrado. .
La vejez, si la salud acompaña, es suave, tierna, y delicada como la brisa otoñal recién nacida: no hay envidia en los ojos ni rencor en el corazón ya demasiado labrado.
Solo aparece la tristeza con su amargo bramido, cuando la soledad -fantasma vagabundo- se encalla traidoramente en el costado.
Al abandono del cansancio, y a al desconcierto de su memoria cautiva, dale la paz que el anciano con ansia busca: su corazón, ahogado por la nostalgia, pondrá en tus manos una impagable sonrisa.

24 de marzo
Acertaron los meteorólogos. Hemos tenido tres días con lluvias intermitentes que aunque no hayan servido para llenar los vacíos pantanos, servirán para que los cereales tardíos, si el tiempo les acompaña, puedan crecer correctamente. Por curiosidad he ojeado el calendario zaragozano de don Mariano Castillo que muy solemnemente dice: "Temporal encapotado y lluvioso con vientos alborotados del S. y SE. de buen temple; algunos nublados tomarán carácter tempestuoso con chubascos abundantes. Pasada esta agitación quedará, por unos días, buen tiempo". Y como refrán del mes escribe: "Agua de marzo, hierbazo". En esta ocasión no se equivocó.
Uno de los pisos de enfrente lo están restaurando completamente. Llevan varios días los albañiles, fontaneros, electricistas y carpinteros remozando lo que se ve y lo que estaba escondido: tuberías oxidadas, cables eléctricos desfasados, ventanas cuarteadas y mobiliario de baño y cocina anticuado. A su dueña, una viuda que vivía sola, se la llevaron sus hijos a una residencia y la renovada casa piensan ponerla en alquiler. Esta clase de obras se han realizado en la mayoría de los pisos de la avenida que tienen más de cuarenta años. A las reformas particulares se han añadido las generales de las comunidad con reparación de fachadas y cambio de las calderas de calefacción de carbón por las de gas. El Gobierno autonómico anunció subvencionar estas obras cuando las vacas gordas llenaban de leche sus cajeros. Al día de hoy son muchas las familias que nos hemos quedado sin lo prometido a la espera de que llegue esos brotes verdes que puedan de nuevo alimentar a las vacías arcas.

30 de marzo
La huelga general anunciada por los sindicatos como protesta por la Reforma Laboral, se celebró ayer en todo el país. Su resultado, como siempre ocurre, fue un éxito total para los convocantes y "poco general" para el Gobierno. Sin embargo, las manifestaciones realizadas en todas las ciudades recorriendo sus principales calles, fue masiva y respetuosa. Lástima que en Barcelona numerosos incontrolados desafiaron a la policía produciendo peligrosos altercados con quema de contenedores, rotura de mobiliario urbano y de cristales en comercios y entidades bancarias. Esta imagen de
guerra urbana es la que más han reproducido los periódicos adeptos al Gobierno y la mayoría de los tabloides extranjeros. ¡Qué pena!
Cuando estaba en activo participé en la mayoría de las huelgas que se convocaban. Solamente en una ocasión no pude hacerlo; las autoridades educativas me obligaron, como director de un centro escolar, a permanecer en el colegio junto al jefe de estudios. Aquel día recibí la visita de un inspector enviado por la Dirección Provincial de Educación para conocer cuántos maestros habían faltado a clase. "¿Piensa, le pregunté, que voy a falsificar la lista de los compañeros que han hecho huelga?". Me sonrió un tanto sarcástico y anotó meticulosamente el nombre de los huelguistas. Antes de marcharse le comenté que era la primera vez que me visitaba un inspector en los 35 años que llevaba en el gremio. Y lo hace, no para enterarse de los problemas que puedan existir en el centro y tratar de solucionarlos, sino como el policía que investiga un grave suceso. Se dio media vuelta y con un adiós acelerado puso fin a la visita.
En el barrio no se ha notado apenas la huelga. Menos tráfico por la avenida y largas colas de espera en la parada de los autobuses ha sido lo más significativo. Algunos bares han abierto más tarde y hasta el mediodía no se han atrevido a sacar las mesas a la acera. Los que no han abierto han sido las numerosos locales de pequeños autónomos que llevan varios años cerrados porque la crisis económica eclipsó sus negocios. Las crisis suelen hacer, la mayoría de las veces, más rico al rico y más pobre al pobre. En España siempre fue así. Algunos caciques del siglo pasado conocían bien las necesidades de la gente humilde y sabían sacar provecho de ellas. El diálogo constructivo pocas veces se manifiesta. Cada uno eleva su bandera al altar de su criterio; y el que más eleva la voz cree tener, además de la fuerza, el poder de la verdad.

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