martes, 8 de marzo de 2016

NUESTRA VISIÓN HUMANISTA



III.-  DIOS, DURANTE LA FILOSOFÍA Y LA TEOLOGÍA.
Nuestra visión humanista.
En esta época de los años "50" y "60" en la escuela pública, el libro fundamental que servía de base para la educación de los alumnos era la ENCICLOPEDIA, intuitiva-sintética-práctica de Antonio Alvarez Pérez, Maestro-Director del Centro Educativo "Álvarez" en Valladolid.
Si la Enciclopedia de Dalmau de los años "40" se desarrollaba, en cuanto al estudio sobre lo sagrado, bajo el binomio "bueno o malo", "conmigo o contra mí", en ésta de Álvarez, sin desaparecer el binomio de fondo, se desarrollaba de una forma más atractiva y más moderna. Así, se empezaba a hablar en su primera lección sobre los Evangelios y los evangelistas, para pasar a estudiar la Historia Sagrada, aportando la visión de la ciencia, y complementando la visión de Moisés. Naturalmente se hacía ver que la ciencia no solo no contradecía a Moisés, sino que le daba una explicación más coherente y más fundamentada. Se hablaba del primer matrimonio, Adán y Eva, hombre y mujer, dejando claro que la familia, este tipo de familia, es propiamente de institución divina.
Pero Caín no solo se atrevió a romper la familia dando muerte a su hermano Abel por envidia, sino que también se atrevió a contestar a Dios: "¿Acaso tengo que cuidar yo de mi hermano?".
Los Patriarcas, los "Pater phamiliae", los "Cabeza de Familia", eran además considerados como reyes entre los suyos, ejercían las funciones de juez y sacerdote, y todos sus descendientes los respetaban y obedecían. La doctrina quedaba bien patente.
Los descendientes de Seth, el hijo bueno que vino a sustituir al asesinado Abel, se mezclaron con los descendientes de Caín, y se hicieron todos tan malos, que a Dios no le quedó otro remedio que eliminarlos de la faz de la tierra mediante el diluvio. Solo se salvó Noé y sus descendientes más próximos, con sus nueras y sus hiernos, porque estos sí que eran temerosos de Dios.
La dispersión de la familia por parte de los hijos de Noé, Sem, Cam y Jafet, trajo consigo la maldad de "querer construir una torre hasta el cielo", la "Torre de Babel", pretendiendo con ello asemejarse y aún igualarse al Poder de Dios. De ahí nacieron las diversas lenguas "para que nos confundiéramos" y "se nos hiciera la vida más imposible, siempre que fuésemos por ese camino".
Hubo que destruir a Sodoma y Gomorra porque aquello era ya el colmo de la depravación y subversión de la familia. ("Sodomitas"). Sólo Abraham era justo a los ojos de Dios y bien que lo demostró al sacrificar a su hijo en el altar de Señor. Claro que no llegó a hacerlo físicamente porque "alguien" llamado "Ángel" le detuvo. Por su fe en el Señor fue capaz de sacrificar, en su intención al menos, a su hijo único Isaac. Álvarez no hace referencia al otro hijo de Abraham tenido de la esclava Agar, al que llamó Ismael, y a los que a ambos dos, madre e hijo, los desterró enviándoles hacia el desierto, porque su mujer Sara tenía celos y porque la protección de su hijo legítimo Isaac se lo exigía.
A partir de aquí entraba en juego la envidia y el deseo de poder de los humanos: Esaul frente a Jacob; José frente a sus hermanos; la familia de José frente a los nativos de Egipto; pero Moisés, hijo de los hebreos, cuidado en la corte del Faraón, se solidarizó con sus paisanos, los israelitas, que eran esclavos de los egipcios.
Cuarenta años anduvieron perdidos por el desierto los israelitas acaudillados por Moisés en busca de la "Tierra Prometida", porque constantemente caían en la infidelidad hacia Dios. (En el fondo subyacía aquello
de caminar hacia la "España Una, Grande y Libre").
En el estudio de la historia de España se pasaba de hablar de la prehistoria en la primera lección, a hablar de la Patria España en la segunda disertación. Todo era muy bonito, muy bello y muy bien asumido. Se mezclaba todo en el fondo: cristianismo e historia de España: "tanto monta, monta tanto"...
Al final del volumen enciclopédico se remataba con una beneficiosa formación político-social (para niños), y otra expresamente para las niñas. Merece la pena volverlo a leer en estos tiempos. Y este era el Dios que imperaba en los escolares de los pueblos y en los del seminario.
Había que conseguir los grandes ideales del movimiento nacional:
1º.- Conseguir la unidad de los españoles congregándoles en torno a la noble tarea del engrandecimiento de España. Y, 2º.- Revivir las grandes virtudes e ideales de los hombres de la época imperial.
Moscardó, Guzmán "El Bueno", y Abraham, fueron los tres hombres capaces de sacrificar al hijo por una "Causa Mayor", por la fé en el "Todo Poderoso".
Todo estaba muy bien trabado: familia, escuela, trabajo, el pueblo, el sindicato, la cooperación social (grupo, equipo, tarea en común), solidaridad social y justicia social; competencia noble en lo social; dignidad humana; la autoridad, el padre, el maestro, el jefe de taller. Etc. etc. etc.
Las efemérides que había que conmemorar eran: el 1º de octubre "Día del Caudillo"; el 12 de octubre "Día de la Hispanidad"; el 29 de Octubre "Día de la Fe" (intervención de José Antonio en el teatro de la Comedia de Madrid); el 20 de Noviembre "Día del Dolor" (muerte de José Antonio); el 9 de Febrero "Día del Estudiante Caído"; el 1º de Abril "Día de la Canción" (canción de la Victoria); el 2 de Mayo "Día de la Independencia"; primer domingo de Mayo "Día de la Madre"; y 30 de Mayo "Día de la Juventud". Además se vivían intensamente las Festividades Religiosas, en las que quedaba prohibido el trabajo. "Eran fiestas de guardar".

Corazón de Jesús de Albalate del Arzobispo.

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