domingo, 20 de marzo de 2016

MISMA VIDA, MISMO ESPÍRITU, Y MISMA MISIÓN



Misma vida, mismo espíritu, y misma misión.

Recibimos un comunicado de la HOAC y de la ZYX adjuntándonos el esquema de un cursillo que se celebraría en Segovia entre los días 18 al 29 de Agosto de 1.970.
Se trataba de aunar posturas a la hora de la creación de comunidades cristianas de base. Para ello era conveniente reflexionar en común y de exponer cada zona de España las luces y las sombras de su experiencia ante el resto de militantes. Y todo ello a la luz del Evangelio y de una Teología Misionera nacida al calor de la doctrina del Concilio Vaticano II.
Según el esquema que se nos aportaba el título del cursillo era Teología y comunidades misioneras. (1)
La introducción y el planteamiento del cursillo correría a cargo del teólogo y sacerdote andaluz, consiliario de la HOAC de Almería, José Domínguez.
Bajo el título “el cristianismo y la comunidad cristiana en la época técnica, se hacía y nos hacía estas preguntas:
¿Es posible definir qué es un cristiano hoy, y qué es una comunidad cristiana?
¿No es una utopía describir un ideal de vida cristiana en el plano personal y comunitario, y luego pretender que la realidad vital se acomode a él?
¿Sería mejor estudiar el dinamismo de la historia humana, o identificar sencillamente el cristianismo con el humanismo que se va gestando en ella canonizando todos los elementos?
Si se establece de antemano un ideal de vida cristiana en el plano personal y comunitario, ¿se puede considerar la sociología religiosa corriente (que solo estudia el decálogo entre las creencias y prácticas religiosas y la vida) como válida para determinar una situación misionera y plantear una auténtica pastoral de misión?
Era una crítica de la sociología religiosa vigente.
Por otra parte, la acción del cristianismo en el mundo, y el ideal de la vida cristiana como meta de su actividad en la historia, tendría unas consecuencias a la hora de trasformar ese mundo, de tal manera que la meta última del cristianismo sería precisamente  la actuación en la historia.

El obispo de Segovia Antonio Palenzuela tomaba la palabra para ahondar en la idea de qué es ser un discípulo de Jesús y cómo había que seguirle.

El valenciano militante de la HOAC, artesano de profesión, cura obrero y creador de una comunidad cristiana de base en Valencia, Antonio Andrés Juan,  planteaba, ¿qué es una auténtica comunión con Dios en el Jesús de Nazaret y según el Espíritu? Puesto que la comunión entre los hombres debía ser una comunión de vida, de bienes y de acción. Los compromisos de la fe y del bautismo deben de ir en ese triple sentido de comunión. Hablaba de su propia experiencia y desde su barrio valenciano de gentes trabajadoras, y emigrantes, llamado como no, el Barrio del Cristo-Malva-rosa. Comunión de los pobres, porque así fue el Mesías de los pobres. Para crecer en la comunión era fundamental la Eucaristía en el espíritu de la última cena de Jesús con sus discípulos.

(Nota: Antonio moría el mismo día que el también cura obrero Wirberto Delso Díez, y ambos recibirían sepultura el día 23 de Abril de 2.009, día de San Jorge. En Noticias Obreras de 1-11-09/15-11-09, nº 1.491,  sus compañeros de la HOAC le recuerdan así: “Antonio, hijo de padres viejos, “enfant terrible” en la Iglesia y fuera de ella…, enfermo perpetuo y a veces imaginario…, jesuita frustrado, sujeto de dos grandes pasiones: Jesucristo y los pobres, estas pasiones concretadas en su barrio, en sus luchas por la dignidad, al servicio de los más necesitados, vecino y ciudadano ejemplar… Martillo de herejes, hereje golpeado por el martillo de otros martillos de herejes, callo en el dedo gordo de los obispos, bufón (así lo decía él) de jerarquías eclesiásticas, hoacista cumplidor estricto (no se perdía nada), pero rebelde y auto marginado, padre espiritual del equipo Barrio del Cristo-Malva-rosa,  pozo de sabiduría cristológica, director espiritual de jóvenes, viejos y vírgenes consagradas, penetrador del ser humano, comprendedor de la gente incomprendida e incomprensible, queriendo a cada uno como era, visitador de convictos encarcelados, amante espiritual de la soledad, confesor público de sus propios pecados: “a mí lo que me pasa es que no amo bastante a Dios”. Todo eso y más”).

El Consiliario nacional de la HOAC, Antonio Martín, plantearía el tema desde el punto de vista del pueblo. Había que ir al pueblo, hacerse del pueblo, y ello de una forma permanente y definitiva. Y se preguntaba: ¿Quién es el pueblo sociológica y teológicamente hablando? Hay que ir al pueblo sociológico para que sea pueblo de Dios. Y el pueblo sociológico tiene su propio esquema de valores (materialismo). Y hay que tener en cuenta la situación institucional en cuanto a lo económico, lo social, lo cultural, lo político y lo religioso.

Volvía a intervenir Domínguez planteando cual era la tarea de la misión. Hacía falta una etapa previa a la evangelización cristiana. Había que crear una comunidad humana, incentivar la maduración social, la psicológica y la moral para vivir “el Evangelio de la triple comunión”. Comunidad de vida, de bienes y de acción.
Posteriormente vendría la tarea propia de la evangelización: la creación de una comunidad cristiana, con las motivaciones cristianas, y con la ética cristiana.  Catequizar suponía convertir la comunidad cristiana en comunidad de testimonio y compromiso.

El sacerdote y teólogo murciano Fernando Egea planteaba y contraponía los ideales cristianos y las realidades actuales. Comunidades tradicionales de religiosos frente a las nuevas comunidades cristianas de base. Exponía las contradicciones de la Iglesia: por una parte la masa de bautizados, por otra parte el objetivo era ¿sacramentalizar o evangelizar?..., ¿el culto al servicio de la misión?..., ¿evangelizar o humanizar?... ¿El trabajo de los presbíteros o el apostolado libre?... ¿Obras apostólicas o solo comunidades?

Nuevamente Domínguez planteaba las comunidades de base como respuesta misionera. Y se preguntaba ¿las comunidades de base, son realmente respuesta? Y venía a pronunciarse sobre la necesidad de una promoción de cristianos, de si debíamos ser fermento en la masa, luz y sal en el mundo, germen en comunidades con nuevo estilo, comunidades de base y misión con obreros, campesinos, e industriales, bachilleres y universitarios, clases altas y medias.

El teólogo Alfonso Álvarez Bolado hablaría sobre los presbíteros y las comunidades de base.

Y el Padre Llanos venido desde su comunidad madrileña del Pozo del Tío Raimundo expondría su reflexión sobre “las comunidades de base y el futuro del presbiterado”. Cual sería la figura del sacerdote en el futuro. Qué papel tendrían las comunidades cristianas en la configuración del nuevo tipo de presbítero. Desde donde se haría el reclutamiento de candidatos al presbiterado.
“Las comunidades de base y el futuro de la iglesia. Realismo y esperanza cristiana”. Decía: el cristianismo es difícil, ¿cual será el futuro de la Iglesia?, ¿los que se quedarán atrás?, ¿el destino de los profetas?, ¿la pasión por el número (muchos, pocos)?, ¿será necesario aceptar la diáspora misionera?, ¿superación del fracaso?, ¿salvación individual y vocación misionera? Reflexiones que hacía desde una vida pobre y austera el veterano sacerdote jesuita José María Llanos. Con el fin de abortar aquel ejemplo de vida en el Pozo del Tío Raimundo, tanto el Régimen Político como las Jerarquías Eclesiásticas le propusieron importantes cargos públicos que él rechazó.

Tomás Malagón expondría todo un programa de Teología bajo el título “para una catequesis de adultos (actual). Nueve temas con los siguientes capítulos:
DIOS
-        Dios en la existencia cristiana
-        Ateismo moderno
-        El Dios en quien no creen
-        Lo que puede hacer la razón humana para pensar de algún modo a Dios
-        El Dios de la Fe
-        Humanismo y ateísmo.
 
REVELACIÓN: …
TRINIDAD: …
CREACIÓN: …
PROVIDENCIA: …
REDENCIÓN: …
LA GRACIA SOBRENATURAL ….
IGLESIA: …
TESTIMONIO: ….

Además había una serie de seminarios para desarrollar por grupos libremente elegidos.

Llegado el momento nos fuimos para Segovia los sacerdotes zaragozanos Martín R. R., Wirberto Delso Díez, Alfonso M. S. y Laureano Molina Gómez.
Fueron once días intensos. Por la mañana cuatro charlas. Por las tardes los seminarios monográficos por grupos. Al final de la jornada teníamos la celebración eucarística vivamente participada. La casa de Ejercicios Espirituales del Arzobispado de Segovia y alquilada por HOAC-ZYX, estaba a rebosar de sacerdotes y militantes cristianos. Los descansos eran los estrictamente necesarios. Solamente por las tardes teníamos un rato libre para visitar la ciudad..
La casa del cursillo estaba muy próxima al inicio del Acueducto de Segovia, por lo que una tarde fuimos hasta el lugar donde arrancaba el acueducto. Para mí supuso una pequeña desilusión, pues en la parte superior del acueducto no hay mas que un pequeño canalillo de mas o menos unos 0´50 x 0´50 m., si mi recuerdo no me traiciona. ¡Tan inmensa obra para tan escasa conducción de agua! Claro que el agua procedente de la sierra, limpia y fresca, atravesaba por medio de ese magnífico puente el barranco, en su día, que rodeaba a la ciudad, y que por encima de sus murallas llegaba para saciar la sed de los ciudadanos de la época.

(Ver Acueducto en:

Pasear al atardecer por la ciudad, es una gozada. Ver la puesta del sol a través de los arcos del acueducto es un espectáculo. Sus piedras se tornan de un color oro ligeramente tirando a rosado que cautivan. San Esteban, casa de Los Picos, la Catedral y el Alcázar era un paseo obligado.



 Casa de los Picos.    //    Iglesia de San Esteban de Segovia

Terminó el cursillo y decidimos conocer Ávila y Toledo. El viaje fue penoso por el intenso calor que hacía esos días. Un bochorno insoportable. Los vientos procedentes del desierto africano del Sahara quemaban los cuerpos. Con las ventanillas del coche cerradas, te ahogabas; y si las abrías, te asfixiabas. Pero Ávila y Toledo bien merecían un sofocón. Las dos ciudades, cada una en sí misma, son una maravilla.

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