jueves, 25 de febrero de 2016

CINCO VECES


CINCO VECES”…

Lentamente, penosamente, ascendían por la ladera de la montaña aquellas pobres gentes con sus vestiduras rasgadas por el dolor y la angustia. La pobreza, la miseria, el sufrimiento se reflejaba en sus rostros. Eran como “fúnes peccatorum”, como cordadas de presos camino de las Galeras. Suspiros, llantos, chasquidos de látigos se mezclaban con sus oraciones. Subían hacia “lo alto” en busca de clemencia por sus pecados, y alivio para sus cuerpos y sus mentes atormentados por el miedo a la peste que se había cebado en ellos.
 Era la temida Peste Negra. Y al ritmo de latigazos penitenciales en la espalda se escuchaba como música de fondo aquel

“Díes írae, díes ílla,
Sólvet saéclum in favilla:
Téstes Dávid cum Sibýlla”…

“Día de la ira, aquel día,
destruirá el mundo en las llamas:
Testigo (el Profeta) David
y la (Adivina) Sibyla.

Cuanto temblor ha de venir
cuando el juez se presente
dispuesto a examinar,
todas las cosas con rigor.

Una trompeta esparciendo
el sonido impresionante por todos los
sepulcros de las regiones,       
unirá a todos ante el trono.

La muerte y la naturaleza
se quedarán estupefactas
cuando resuciten las criaturas
para responder al juez.

Se presentará el libro escrito
en el que se contienen todas lascosas
por el que se ha de juzgar almundo”…

Aquel cántico y aquella escena quedaron grabados en mí, para siempre. Me impresionó.

La visión nos la ofrecía el gran Ingmar Berman con su película “El Séptimo Sello”. Año 1.957.

Es comprensible que en aquellos tiempos telúricos de nuestros antepasados en los que la naturaleza dictaba sus leyes destructivas, sin tener más explicaciones que las que se daban a sí mismos, o “ante la gravedad de sus pecados por haber dado la espalda a Dios”, según interpretaciones de predicadores contemporáneos, las gentes tuvieran necesidad de una ayuda divina y buscaran consuelo.

Cristo en ventana. Albalate del Arzobispo. Foto de Teodoro Félix Lasmarías.

La Peste Negra llegaría a las tierras del río Martín en el año 1.348. Desolación y muerte se adueñaron de sus vidas, quedando el pueblo de Arcos despoblado.
En 1.648, en el mes de Julio, volvía otra epidemia de peste que en tres meses se llevó al cementerio a 150 albalatinos. Es por lo que deciden el Primer Traslado de la Imagen de la Virgen de Arcos hasta Albalate. Al mismo tiempo se constituye la Cofradía de la Virgen. Y a partir de 1.660 los de Albalate subirán al santuario de Arcos todos lunes de Cuasimodo; es decir, el segundo lunes después del Domingo de Pascua de Resurrección. Llevados, quizás, por esta necesidad de protección divina, terminan la capilla del santuario en 1.680, y tres años más tarde, en 1.683, se construye el altar y el retablo.
Pero una vez más y hasta cinco veces los albalatinos tienen necesidad de la protección de la Virgen de Arcos. En el año 1684 una plaga de langosta arrasa los campos. Se hará la Segunda Traslación de la Virgen hasta el pueblo.
Nuevamente la peste se ceba en aquellas gentes sencillas, trabajadoras, religiosas. Hay más de 300 muertos en el año 1716 en el pueblo. Y por tercera vez la Imagen de la Virgen visita Albalate. Y lo mismo ocurrió en el año 1737 que por cuarta vez la Virgen consuela a las gentes en la sequía que padecían. Lo que volverá a ocurrir por el mismo motivo en 1803.

La lucha del hombre entre la sequía y el agua para remediarla, será la constante a través de su historia. No es de extrañar por ello, que en Albalate, como en otros lugares de la tierra, de una manera u otra, pidieran ayuda al Cielo.

Pero los albalatinos seguían el principio, - además de pedir la ayuda divina -, de “a Dios rogando y con el mazo dando”.
Construyeron azudes en el río, canales, acequias, acueductos, balsas y balsetes en el secano, aljibes, depósitos. En definitiva un sistema de riegos admirable.

Aprovecharon las aguas potables de manantiales, conduciéndolas hasta el pueblo sin importarles las distancias. Excavaron en la tierra y construyeron neveras, en principio para aliviar las necesidades de enfermos. A principios del S. XX (1.923) con el agua traída de Valdoria (1.913) y la Energía Eléctrica “Rivera-Bernad” (1.901), se puso en marcha la fábrica de hielo “La Polar”. Realizaron conducciones de agua para impulsar los molinos de harina y de aceite. Y en su tiempo debió funcionar un batán para la fabricación de paños.

Centrales Eléctricas que iluminaron los hogares no solo en Albalate, sino también en los pueblos vecinos. De las farolas y candiles de aceite que iluminaban las calles y los hogares a los que había que ir encendiendo de uno en uno, se pasó a presionar un simple interruptor, e inmediatamente “venía” la luz eléctrica al pueblo, a las casas. ¡”Con qué alegría se vivía aquellos acontecimientos en el pueblo”!, me contaban mis abuelos. Estos “pequeños” avances constituían un gran paso para mujeres y hombres de nuestros pueblos rurales.
 
La mayoría de estas obras continúan en uso, o son admiradas como monumentos históricos, o quedan como viejos restos de nuestros antepasados.

Nuestros predecesores creían en la Virgen, pero además actuaban sobre los recursos naturales en servicio de los hombres.

La Virgen de Arcos les infundía fuerza y unidad, y ellos realizaban con tesón y entusiasmo el “milagro” de la utilización de sus aguas en beneficio de todos.

“Cinco veces en Mayo y Septiembre
mereció esta villa poderte hospedar”.

Es una estrofa de la Salve que se canta en el Santuario y en la Parroquia al final de la Novena que en honor de la Virgen de Arcos escribió el sacerdote Manuel Bercebal en el año 1893.

Los de mi calle, Cantón Curto, junto con los de la calle del Molino, Barrio Bajo, calle de Roma, y los vecinos de Las Losas, todos los años por el mes de Mayo, y al pié de la Capilleta de la Virgen de Arcos en el número 11 de la cuesta de Las Losas, después de cenar y antes de ir a dormir, rezábamos la Novena a la Virgen y cantábamos los Gozos:

“Rendidos ante esas aras
Voces os damos al cielo.
Virgen de Arcos Soberana
Sed nuestro amparo y consuelo”.     
“Pues vuestro amor inmortal
Transforma la tierra en cielo,
Sed nuestro amparo y consuelo
Virgen de Arcos celestial”.

Todavía hoy en día, se celebran religiosamente, y en recuerdo de las distintas efemérides, las fiestas de: Cuasimodo, del Segundo Domingo de Pascua (de los Rosarieros), el 1º de Mayo, el 10 y 29 de Mayo, y el 25 y 26 de Septiembre. Las Fiestas Principales del Pueblo se celebran del 24 al 28 de Septiembre.

Castillo, Iglesia y Pueblo. Albalate del Arzobispo. Foto de Teodoro Félix Lasmarías.

Remontémonos a tiempos pasados de la mano de Bardavíu Ponz y de Pina Piquer. Hecha la concesión de Mercado por Pedro II en favor del Obispado de Zaragoza, y por tanto de Albalate, en el año 1.205, comienzan los ingresos económicos en el obispado que le permite, en su día, al obispo Rodrigo de Alcones, la compra de Almochuel, el Cardadal y Arcos (1.242 - 1.246), como ha quedado dicho en el anterior relato “Los vecinos de mi calle (XI).

 D. Eximeno de Luna, que era canónigo de la Iglesia del Salvador de Zaragoza, una vez nombrado obispo, se vino a residir algunas temporadas en el Castillo de Albalate. Construyó un altar a Santa María Magdalena en el año 1.296. Altar que fue restaurado en el S. XVI y pasó a formar parte de la iglesia de San José. Quedó destruido durante la Guerra Civil Española.
Eximeno restaura y amplía el Castillo y construye una Capilla en él. La titular de la capilla era La Magdalena.
Se veneraba pues a Santa María Magdalena en el año 1.296 en el Castillo, y a Santa María la Mayor en parte de lo que hoy ocupa la Parroquia.

Santa María la Mayor se levantó probablemente según nos cuenta Pina Piquer en el solar de lo que fue la Mezquita Mayor durante el dominio árabe.
Parece ser que era habitual a la llegada de los árabes erigir sus mezquitas junto a iglesias cristianas al lado o sobre ellas, pero respetando sus cultos. Así debió ocurrir en la Mezquita de Córdoba y en La Seo de Zaragoza.

Posteriormente con la Reconquista de España, los Reyes Cristianos sobre las mezquitas levantaron los templos cristianos  En la mayoría de los casos quedaron destruidas las mezquitas. Córdoba fue una excepción: en el centro de la mezquita se levantó el templo para el culto cristiano. Mezquita y Templo se conservan para nuestra admiración al día de hoy.
No ocurrió lo mismo en La Seo de Zaragoza, cuyos restos de la mezquita se encuentran bajo los cimientos de la Catedral de San Salvador.

Bardaviu Ponz nos recuerda que en tiempo de D. Eximeno de Luna existían las iglesias de los Santos Justo y Pastor sobre la Peña de Roma (hacia La Churvilla); la de San Salvador (hoy San José) que debieron usar los mozárabes cristianos (los “Rumi”); la de San Blas (en lo que hoy es el Cuartel de la Guardia Civil); y por supuesto la de Santa María la Mayor (hoy la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción).

Eximeno construye la capilla de la Magdalena en el Castillo, y con la ampliación de éste, derriba la iglesia de los Santos Justo y Pastor, que es sustituida con la construcción de la iglesia de San Bartolomé (en las casas donde está hoy la capilleta del Santo).

Como puede verse por estas construcciones religiosas, los albalatinos estaban muy sensibilizados hacia lo religioso en general y hacia la Virgen en especial.

Sería el Arzobispo Dalmau de Mur y Cervelló quien en el año 1.450 encarga pintar el cuadro llamado “Virgen del Arzobispo Dalmau”, que se puede admirar en el Museo de Zaragoza.

Demolida la iglesia de Santa María la Mayor, se construye en su lugar la actual Ntra. Sra. de la Asunción bendecida el 25 de Septiembre de 1.589. La torre se va levantando poco a poco hasta su finalización en el año 1.650.

Hay un momento en la historia de Albalte que me parece interesante recordar.
Es el del año 1.634. Los padres Capuchinos se establecen en el Convento comenzando a desarrollar una labor de catequesis muy importante.
Todavía recuerdo cuando mi abuelo Remigio (1.863-1947) me contaba el desarrollo de las Semanas de Misiones en Cuaresma, sus predicaciones y sus manifestaciones procesionales por las calles, y por las casas en el pueblo.
Él lo había vivido en su juventud.

En el año 1.902 los PP. Capuchinos fueron sustituidos por las Hermanas de Santa Ana.


“De Castillo a Santuario”. Virgen de Arcos. Foto de Teodoro Félix Lasmarías.

El fervor religioso de los albalatinos, les llevaría a partir de la época de los PP. Capuchinos a realizar unos importantes acontecimientos en construcciones y en organizaciones religiosas.
En 1.648 se fundó la Cofradía de la Virgen de Arcos. En 1.660 comenzó a celebrarse la Romería al Santuario de la Virgen, el Lunes de Cuasimodo. En 1.680 se terminó la Capilla del Santuario en las proximidades del término de Ariño. El Altar y el Retablo se acabarían tres años más tarde. En 1.683 se estableció la Cofradía de Santa Bárbara.
En los siglos siguientes continuarían las obras tanto de carácter religioso como de carácter municipal y privado.

Y según Bardavíu Ponz en el Pueblo de Arcos había Iglesia y Castillo. “Castillo que fue con los Romanos, Castillo con los Godos y los Árabes, y Castillo en la Reconquista hasta finales del S. XV. Y cuando el pueblo se despobló (1.348), debido a la Peste Negra, el Castillo al ser fortificación más fuerte que el resto de casas, permaneció. Y el Castillo se convirtió en Santuario”.  

Zaragoza, Mayo de 2.008.

BIBLIOGRAFÍA:

 CÁNTICOS PARA UN CAMBIO. de L.M.G. SUBPORTICA. Revista digital de los alumnos que empezaron curso en 1951 en el Seminario Menor de Alcorisa. Teruel. /  http://abosque.bravehost.com/ex/subportica//Articulos/Canticos.htm (2008)
LIBER USUALIS MISAE ET OFICII, Desclée y Socii. París 1.958.
Díes irae in Misae Pro Defunctis.
(Traducción hecha por el profesor de latín, de origen albalatino, Jesús Mª Clavería Luengo).
HISTORIA DE LA ANTIQUISIMA VILLA DE ALBALATE DEL ARZOBISPO, del Doctor D. Vicente Bardavíu Ponz. Tip. de P. Carra. Plaza del Pilar (Pasaje). Zaragoza. Año 1914.
DE ILUSIONES Y TRAGEDIAS. HISTORIA DE ALBALATE DEL ARZOBISPO, de José Manuel Pina Piquer. Edita Ayuntamiento de Albalate del Arzobispo. Año 2.001.
SANTUARIO DE ARCOS DE ALBALATE DEL ARZOBISPO y Novena de la Virgen, de Manuel Bercebal (1893). Edición de 20 de Septiembre de 1991.
LOS VECINOS DE MI CALLE (XI), “Sed nuestro amparo y consuelo”, de L. M. G. www.etnografo.com/etnografia_de_la_memoria.htm - 10k -
FOTOS cedidas por el sacerdote y profesor, Teodoro Félix Lasmarías, hijo de Albalate del Arzobispo.


Explanada del Santuario. Foto de Teodoro Félix Lasmarías.

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